Que sea sostenible, ecológico, respetuoso con el entorno y que esté libre de crueldad animal o plásticos. Éstos son algunos de los requisitos que se buscan entre los regalos navideños de 2019 con fijación por la cosmética y productos del hogar de bambú o con materiales reciclados.

Eso sí, la huella de carbono que supone pedir nuestro regalo por internet y recibirlo en casa no se tiene tanto en cuenta por lo que antes de adquirir artículos ‘verdes’ tengamos en cuenta que acudiendo a un comercio local podríamos mejorar el ecopostureo. Esta práctica la tenemos con la reciente celebración de la Cumbre del Clima así como las influencers que abogan por el veganismo o los establecimientos que nos invitan a que consumamos botellas de aluminio en lugar de continuar nuestra filosofía de usar y tirar.
Pero queridos consumidores, comprar más y más tampoco soluciona el despilfarro que hacemos de los recursos naturales ni obsesionarnos con las certificaciones ‘eco’, ‘bio’ o ‘green’ antes que hablar con la persona que produce estas manufacturas cuya artesanía puede acercarnos más a lo que se pretende realmente: fomentar la economía circular, ser más eficiente y promover las acciones sostenibles. Pero claro, la tiranía de las redes sociales determina muchas de nuestras decisiones y la publicidad es abrumadora con un mensaje de ahorro e inmediatez con la que los artesanos no pueden competir en muchos casos. Otras personas emprendedoras que utilizan los bienes de manera ecológica sí que apuestan por la venta online pero no pueden abaratar sus precios como el gigante de Amazon por todo lo que supone emprender este camino de forma honesta.
