¿Nos hemos detenido a reflexionar acerca de las necesidades del planeta además de las nuestras? Estos días se habla de cómo la contaminación atmosférica afecta a nuestra salud o de cómo la subida del nivel del mar impacta en nuestros litorales pero más allá de nuestro egocentrismo antropogénico no se discute acerca de la verdadera salud de la Tierra. Y es que entre el consumismo del Black Friday o el Cyber Monday (hasta la cyber week) que sirve de antesala a la fecha del turrón y glotonería navideña, parece que nos preocupa más las consecuencias de nuestras acciones en solo nuestro bienestar. No podemos olvidar que la escasez de recursos naturales y el estado de salud de la Tierra también perjudica a toda la biodiversidad con la que el ser humano convive y en muchos casos, extermina.
Ejemplo de ello son los sucesivos incendios en Australia que se está saldando con toda una masacre de koalas. Hoy, además, con motivo del Día de los Derechos Humanos también se conmemora el Día de los Derechos de los Animales para detener el frenético ritmo de la sociedad y reflexionar acerca de los compañeros que tenemos: ¿por qué no se protegen más?

Entre las prácticas que deberían evolucionar figuran cómo nos relacionamos con las especies en su hábitat causándole incluso la muerte. Precisamente estos días conocíamos cómo moría un tiburón blanco al quedar atrapado en una jaula que los turistas utilizaban para sentir la adrenalina de tener al rey del mar a su alcance sin sufrir peligro alguno. Pero claro está, el riesgo se cobró la vida del escualo cuyo cadáver feneció en las profundidas marinas. Para más inri, se encontraban en un santurario cuya protección debe primar teniendo en cuenta que se trata de una especie en riesgo de extinción.
Así, esta semana será decisiva para las negociaciones y acuerdos que se desarrollen en la COP25 cuyo eje de debate girará sobre la quema de combustibles fósiles, los impactos y las soluciones climáticas. Se tendrán que poner de acuerdo los cerca de 200 países que si lo comparamos con una cena navideña en la que los cuñados acaban por causar molestias con sus insolencias, podremos figurarnos cómo será el enfrentamiento entre las potencias y sus intereses hasta llegar a un consenso eficaz y tangible con un horizonte que se antoja complicado.